FRANCISCO PIZARRO (en español)

Hay una gran dificultad de analizar la vida de Francisco Pizarro, cuyos relatos biográficos fueron escritos por miembros de la familia, soldados[iii], compañeros de aventuras, pero nunca por él como en el caso de Hernán Cortés. Sin embargo, él era muy cuidadoso en sus decisiones y ha confiado solamente a las personas más cercanas la redacción de las historias en que el fue protagonista y de la documentación oficial.

Nacido en Trujillo, en Extremadura - España - en 1478, Francisco Pizarro tuvo una infancia humilde, que lo llevó a probar suerte en el Nuevo Mundo en 1502 en la expedición de fray Nicolás de Ovando, el nuevo gobernador de La Española. Participó en varios viajes a Tierra Firme y era compañero de Vasco Núñez de Balboa en el viaje que terminó en el descubrimiento del Mar del Sur en 1513, donde tuvo las primeras noticias sobre el Tahuantinsuyo[vi]. Pizarro tenía unos 50 años y fue uno de los hombres más ricos de Panamá cuando se unió con  Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque para hacer  tres viajes en busca del Levante, es decir, los territorios que estaban al sur de Panamá. La primera se hizo en 1524, pero se enfrentaron con varias dificultades y sólo llegaron hasta el norte de Colombia y regresaron a Panamá. En el segundo viaje en 1526, confirmaron la existencia de la dinastía inca, sin embargo, serios problemas experimentados, el hambre, las enfermedades, los ataques de las tribus indígenas y de los 300 hombres que habían salido de Panamá, la mayoría había perecido, lo que llevó a un famoso episodio en la conquista.  Estaba en la isla del Gallo con sus hombres, cuando Pizarro preguntó quién lo acompañara en el viaje al sur, un lugar de riqueza, y trece hombres se presentaron y fueron conocidos así como los “Trece de la Fama". El tercer viaje comenzó en 1531 con más de 180 hombres, 30 caballos y 3 barcos. La presencia de caballos denota, segundo Lavalle (2005), que el objeto de la expedición era no sólo explotar el Perú, antes bien, vencerlo militarmente, por lo que la artillería también se ha reforzado[viii]. Después de haber fundado la primera ciudad española en el Perú, San Miguel de Tangarará, seguió a Cajamarca a donde llegó el 15 de noviembre de 1532. El Inca Atahualpa se encontraba en un campamento en las afueras de Cajamarca y por lo tanto, Pizarro envió a Hernando de Soto, acompañado por 24 hombres y pensó ser más prudente aumentar la cuota, a lo que envió también  a su hermano, Hernando, con más hombres. El plan de Pizarro era repetir la estrategia aplicada por Hernán Cortés y capturar la cabeza del Tahuantinsuyo, lo que sucedió al día siguiente, ya que Atahualpa fue invitado por los españoles para regresar a Cajamarca y aprovechándose de los límites de la plaza principal de la ciudad, Pizarro lo encarceló y después lo ha condenado a muerte para que nadie se enterase de la cantidad de oro y plata que se entregó para recuperar su libertad[x]. Se quemó el pelo del Inca y luego lo ataron a un poste y garrotearon. El cuerpo estuvo expuesto hasta el día siguiente y cuando la noticia se difundió varios servidores y mujeres se han suicidado.

Con la muerte del Inca, los españoles siguen a conquistar el Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo. En los cuarenta años que siguieron a la conquista, el mundo indígena ha sufrido guerras y Manco Cápac II, medio hermano de Atahualpa, se rebeló y estableció la sede del nuevo estado en Vilcabamba, desde donde empezaron los ataques contra los españoles[xii]. Sin embargo, los españoles siguieron dominando y después de hacer que desaparezca la redistribución del Estado, extendieron las viejas formas de impuestos que requerían de los indios, no sólo el trabajo sino también los productos. El siglo XVI tuvo un gran significado para la población indígena, porque su mundo social, político  y religioso se ha cambiado profundamente.